James o Di María, esa es la cuestión
Finalizado el caso Suárez, ahora dos jugadores copan las portadas de la mayoría de medios deportivos: James Rodríguez y Ángel Di María. El primero, porque puede acabar vistiendo la camiseta blanca, y el segundo porque puede dejar de hacerlo después de cuatro temporadas en Chamartín. A pesar de ser dos jugadores de perfiles totalmente distintos y que se pueden complementar a la perfección, parece imposible que ambos puedan llegar al 30 de agosto siendo jugadores del Real Madrid al mismo tiempo.
Por ello, las altas esferas del club blanco tienen ante sí un mes para decidirse. Por un lado, James viene de ser el máximo goleador y una de las grandes sorpresas del Mundial. Además, ha reconocido ser abiertamente madridista y esos gestos siempre son del agrado de Florentino Pérez. "Ha nacido para jugar en el Madrid", que diría Tito Flo. Por otro lado está Di María, un jugador que ha demostrado ser uno de los jugadores más destacados del Madrid, al menos durante el final de temporada. Fue de vital importancia en los dos títulos que han conseguido los blancos esta temporada, y su entrega es muy del agrado del público del Bernabéu, que valora mucho a aquellos jugadores que presionan cada balón como si fuese el último y que se dejan todo sobre el césped, aunque no estén muy dotados técnicamente.
Sin embargo, el principal problema de Di María es su manía de acudir verano sí y verano también a la planta noble del Bernabéu para pedir un aumento de su ficha. Su gran temporada seguro que lo merece, más viendo lo que están dispuestos a poner sobre la mesa equipos como PSG o Manchester United, pero no es de recibo que se tenga que renegociar su contrato casi cada año. Ése es sin duda el gran inconveniente para el rosarino, que se ha ganado a la afición madridista pero que no puede decir lo mismo de la directiva blanca. En resumen, dos grandes jugadores, dos tops, que diría Mourinho, cada uno con sus cualidad y sus defectos. Los dos juntos harían las delicias de cualquier equipo, pero en Madrid solo hay sitio para uno. Hagan sus apuestas.