Primer matchball

Después de hacer un gran trabajo ante su público, el Real Madrid viaja a Grecia con la posibilidad de certificar su presencia en Milan. Los blancos esperan una encerrona en El Pireo de un Olympiacos que no duda en intensificar su defensa en exceso.

Contra viento y marea

Por si fuera poco, al equipazo que posee Bartzokas hay que sumarle un público extremadamente caliente en los momentos importantes, capaz de dar un punto más de intesidad a los suyos. Esto, unido a la extraña sensación que irradia una plantilla blanca que se huele una auténtica encerrona en El Pireo, hacen del duelo una auténtica final.

Como mostró en la final del pasado año y como atisbó en momentos determinados en los dos partidos en el Palacio de los Deportes, el Olympiacos empleará una intensidad y dureza por encima de lo habitual contra los blancos. Frente a esto, el Real Madrid deberá centrarse en su juego, evitar polémicas arbitrales y luchar con la misma intensidad.

'Secar' a Spanoulis, el objetivo

Spanoulis es el principal peligro del cuadro griego y eso es indudable, pero lo que realmente han demostrado Darden y Llull es que si el heleno no entra en juego de manera habitual, no asiste y casi tampoco rebotea, el peligro como conjunto de Olympiacos desciende.

Mantzaris, Lojeski y Printezis no aportaron todo lo que se esperaba de ellos en los dos primeros partidos y parte de culpa tiene la defensa del conjunto madridista. En Atenas, el patrón defensivo a seguir deberá ser el mismo con un punto más de intensidad. Si el Real Madrid mantiene fuera del global del partido a Spanoulis, sus puntos no podrán salvar al conjunto griego.

Primer matchball para el Real Madrid en este playoff. La tranquilidad que tienen los blancos de saber que tienen que ganar uno de los siguientes tres partidos para ir a Milan, les ha de llevar en volandas a conquistar el Palacio de la Paz y de la Amistad.