Odegaard personifica la gestión de Zidane
Como dirían algunas voces, sea cual sea el jugador por el que le preguntes a Zidane, siempre te dirá que cuenta con él. Sin embargo, la realidad siempre deja en evidencia al francés, y en el caso de Martin Odegaard, como en tantos otros, de manera insultante. Su progresión durante su periplo como cedido en la Real Sociedad le llevó a romper multitud de etapas a una velocidad supersónica. Todas las partes estaban exultantes y en la recámara, la opción de prorrogar el acuerdo por otro año, pero Zinedine Zidane le quiso de vuelta y el Real Madrid, como casi siempre, hace lo indecible para intentar contentar al francés. Sin embargo, sigue aferrado a su vieja guardia y más allá de la pareja Modric-Kroos, ahora mismo se antoja complicado abrirse paso en la sala de máquinas. Incluso habiendo estado lesionado Fede Valverde y con un Isco que parece haber colgado las botas hace tiempo.
En pleno mercado de enero, Odegaard quiere salir y la Real pretende volver a pescar en río revuelto. El Madrid le fichó en 2015 y después de una odisea en forma de cesiones, parecía que casi seis años después iba a llegar su momento con la casaca blanca, pero Zidane, que le llamó, vuelve a desdecirse con sus acciones y está enterrando su proyección. Los blancos están perdiendo sobre el campo el talento de un prometedor jugador de 22 años y el jugador está viendo encallada su progresión. Es una más y nada nuevo, y es que más allá del bloque que le condujo a las tres Champions, Zidane sigue siendo reacio a renovarse. Lunin, Militao, Vinícius y otros que no le encajaban como Reguilón o Llorente también son otros mozos que pueden dar buena fe de ello. Vivir en el pasado puede condicionar los triunfos presentes y futuros. Inexplicablemente y a diferencia del resto, solo el de Marsella ha tenido ese pernicioso privilegio en el banquillo.