El abrazo de Arbeloa
A nosotros, yihadistas o lo que sea que quieran llamarnos los de siempre, se nos suele acusar de menospreciar nuestra propia cantera. Nada nuevo. También el sector pipero está bastante obsesionado con abanderar la operación 'defendamos a los canteranos de los malvados mauriñistas'. Reconozco que tiene su gracia. Como si nosotros -todavía no tienen muy claro quiénes somos exactamente nosotros, pero sí que conformamos un todo peligroso- tuviésemos una cruzada organizada contra uno de los grandes activos del madridismo: nuestra cantera. Tamaño sinsentido. No sé cuál es la de los demás "borrachos", pero mi cruzada propia es, básicamente, contra la estupidez supina y altamente contagiosa, no contra la cantera del Madrid.
Una entra en Twister, solo para fisgar, y se encuentra con una foto de Arbeloa -es canterano, oigan- abrazando a Granero -también es canterano, óiganme- y dedicándole unas palabras de apoyo -será el quincuagésimo gesto top del Espartano- porque se ha hecho un estropicio de escándalo en una rodilla. Preciosa escena. Un abrazo de canterano a canterano, de hombre de club a hombre de club, de madridista de corazón a madridista de corazón, de mourinhista a mourinhista -mastica bien esto último, pipero, no se te atragante-. Ahí los tenéis. Dos jugadores forjados en las categorías inferiores del Real Madrid poniéndonos a nosotros, que desayunamos mirlos de la 'Fábrica' todas las mañanas, los pelos de punta con una imagen. Anticantera, y eso. ¿No?
Pero no quisiera adentrarme de nuevo en el cansino debate sobre la cantera, primero porque ya he escrito muchas veces sobre ello, segundo porque la estupidez de la que me habéis hecho hablar antes es difícilmente corregible, y tercero porque estas líneas van dedicadas al Pirata, a quien profeso un profundo respeto por su trayectoria en el Real Madrid desde que era un piratita de ocho primaveras, y por su actitud siempre ejemplar. Granero es de esos jugadores con la cabeza bien amueblada y un talento especial para el fútbol, tipo Xabi Alonso. Un rara avis en el mundo del baloncito. Lee poesía y escucha Mumford & Sons. Tiene cerebro, lo usa y además es del Madriz. Vamos, que más de una se habrá enamorado solo leyendo una entrevista suya en Jot Down.
El Pirata es un número uno, no me cabe duda. Y también uno di noi, eso tampoco admite discusión. Y nosotros, a los nuestros, no los olvidamos nunca. Que quede muy claro. Los seguimos, nos alegramos con sus éxitos y nos entristecemos con sus desgracias. A Granero le esperan seis meses difíciles. Todos sabemos cómo de asquerosas son las lesiones de rodilla y lo tocado que pueden dejar a un futbolista. Pero también sabemos que el Pirata es fuerte, que es inteligente y que volverá con la ilusión intacta y la cabeza bien alta. Eso lo aprendió aquí.
Mucho ánimo, mucha fuerza y, como dice Álvaro, nos vemos el 5 de abril en Anoeta. Ese día, seguro, el abrazo que te dé Arbeloa será el de miles de madridistas ¡Grande, Pirata!
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