La realidad de Camavinga que muchos no quieren aceptar

Don Eduardo. Así le llaman en mi casa, y es que Camavinga es uno de esos jugadores que dejan huella. Cómo no hacerlo, realmente, si sus noches grandes reflejan el inmenso jugador que puede llegar a ser. En verano dije que tenía muchas ganas de verlo junto a Xabi Alonso. Pensé que el tolosarra podría hacerle crecer al máximo exponente, y creo que no me equivocaré. No es por mi bien, sino por el de un Real Madrid que pide a gritos un centrocampista con clase. Y él la tiene, muy sobradamente. Ya vimos hace dos temporadas que su pareja con Fede Valverde y Toni Kroos valió una Champions, y es que el francés es el acompañante que el mismo uruguayo necesita en cada partido.
Entiendo las dudas con Camavinga, ya que sus lesiones no le han dejado tregua, aunque me atrevo a asegurar que eso va a cambiar pronto. El Real Madrid necesita a Eduardo tanto como el resto de los aficionados. El damnificado, en mi opinión, sería Aurelien Tchouaméni, que si bien está a un nivel individual notable, no entran en mi esquema de lo que debería hacer el club. No es ni será nunca don Carlos Henrique Casemiro, aunque se pensara que venía para eso, y tácticamente no tiene mucho sentido juntarle con el jugador más importante de la plantilla estos años. En el caso del '6', que es lo importante, es más que necesario, es clave.
Quizá sea la solución a los problemas del Real Madrid o le cause uno más a Xabi, quién sabe. La realidad de Eduardo es la de un jugador que en las noches donde la pelota quemaba siempre respondió, al igual que Federico, Vinicius Jr o Thibaut Courtois. Aquellos jóvenes que llegaron para continuar el legado de los veteranos fueron capaces de hacerlo, y ahora solos contra el mundo pesa más la historia de las leyendas sobre sus espaldas. Y aunque muchos no lo quieran aceptar, Camavinga escribirá su propio libro porque está destinado a ello.
