Trabajo por hacer y cambios que nunca se hicieron

El Real Madrid perdió de forma estrepitosa el derbi ante el Atlético de Madrid por un contundente 5-2. Xabi Alonso, desde el planteamiento inicial, quedó señalado debido a la ruptura total de su discurso meritocrático, y es que mantener eso no es tan sencillo. Al final, todo es cuestión de roles: ni Kylian Mbappé puede aglutinar él solo el ataque madridista, ya que tiene otros compañeros muy capaces para crear jugadas ofensivas y ganar partidos; ni tampoco el centro del campo puede parecer una verbena por los perfiles similares entre dos futbolistas más que titulares. El trabajo del tolosarra está aquí, en crear un sistema de ataque que involucre algo más que la asociación de Arda Güler con el francés, a la vez que quiera potenciar a los buenos del medio.

Los sustitutos de Toni Kroos y Luka Modric han sido jugadores de arriba, ya que el dinero se ha invertido en estas posiciones. Solo las excepciones de Álvaro Carreras y Dean Huijsen rompen con esta barrera, pero en general, los millones de euros han ido en Kylian Mbappé, Endrick y Franco Mastantuono. Que me parece bien, pero luego llegan los partidos grandes y los cromos se repiten. Fede Valverde no está para nada bien, como tampoco lo está su posición en el campo, ya que siempre se le quiso dar más importancia a Aurelien Tchouaméni, como si tuviera más influencia en los partidos grandes que el suplente, Eduardo Camavinga.

Fuera de expectativas e ilusiones que cada aficionado tenga con respecto a cada jugador, todos sabíamos que Güler era maravilloso, aunque Carlo Ancelotti no, sin motivo alguno. Ahora, eso sí, parece que solo unos pocos jugadores del Real Madrid tienen un nivel muy alto, cuando varios del once inicial han demostrado ser clase mundial. Ahí tiene trabajo Xabi, y eso que desde la directiva tampoco le han ayudado en exceso. Solo hay dos jugadores capaces de romper el techo de una temporada, y de momento son los más perjudicados por la situación, así que... veremos.