Agarrados a Modric
Lo vivido anoche en el Santiago Bernabéu puede catalogarse como el mayor ridículo del Real Madrid en la última década por el escenario y la entidad del rival, a pesar de que las consecuencias deportivas, con el pase a cuartos en el bolsillo, son nulas. El equipo no parece tener solución a corto plazo y los malos presagios tras las derrotas del inicio de año en Mestalla y Vicente Calderón han terminado por confirmarse.
Desde la portería, con una nueva actuación (y ya van demasiadas…) para olvidar de Iker Casillas, hasta Carlo Ancelotti y su evidente muestra de falta de soluciones, pasando por un centro del campo donde Kroos parece fundido y Isco parece haber sido absorbido por el mal momento general. Un sinfín de problemas que amenazan una temporada que solo dos meses atrás apuntaba a unos registros positivos históricos.
Todo fueron malas noticias en una noche que, en circunstancias normales, debería haber servido para mover el once y dar descanso a hombres clave de cara a futuros compromisos. Todo menos Modric. El croata fue el único futbolista que aportó algo distinto y pareció dar muestras de que puede volver a ser ese futbolista dinámico capaz de sumar en defensa y ataque. Su entrada dejó los mejores minutos de juego del Real Madrid hasta el sufrimiento final provocado por el cuarto gol germano.
Luka Modric es la única luz que ve el madridismo en este túnel que se ha convertido la recta final de la temporada. Tras lo visto ayer, la visita al Camp Nou del 22 de marzo y el posible duelo de cuartos de final de Champions League ante un rival de altura son dos pesadillas en la cabeza de todos los aficionados blancos. Si el Real Madrid repite la imagen mostrada ante el Schalke 04, el revés en esos envites amenaza con ser histórico. Modric se presenta como la única solución para una reacción que lleva varias semanas sin llegar.