La conjura de los necios
Vaya por delante que el nombre de columna no es más que un pequeño homenaje a la maravillosa obra de John Kennedy Toole, pero que bien se podía haber llamado con la, también genial, novela de Tom Wolfe "La hoguera de las vanidades", porque al final de lo que se trata es de egos, de vanidades y del reconocimiento público.
La única intención de nuestra entrada es poner de manifiesto dos de los movimientos más habituales de Twitter que de un tiempo a esta parte atacan a buena parte del madridismo.
El primero de ellos, el más preocupante para nosotros, y que desde hace tiempo venimos denunciando es aquel que ha sustituido al periodista por el tuitero, hasta el punto de ganarse el apodo de "insiders". Así desde los últimos meses de la pasada temporada y durante todo el verano fue muy habitual leer a tuiteros (de mayor o menor relevancia) hacer gala de sus diferentes fuentes. A todos nos viene a la memoria que en ese período se pudo leer a alguna que otra persona que "estaba muito tranquila" por la continuidad de José Mourinho para posteriomente, como si de Roberto Gómez se tratara, no tener problemas en desdecirse alegando que "habían pasado cosas" (en referencia al 4-1 de Dortmund), y rematar la faena dando la callada por respuesta cuando tanto Florentino como el propio José reconocieron que desde enero la decisión de no continuar estaba más que meditada.
Pero no es el único ejemplo, el fichaje de Gareth Bale dio para todo tipo especulaciones tuiteras en las que se narraban las reuniones, viajes, acuerdos y hasta de cuándo se haría oficial el anuncio. Y cuando los tuiteros fallaban en su predicciones, como si fueran periodistas deportivos o quizá sintiéndose uno de ellos, remataban la faena con un "bueno no ha sido hoy, pero será mañana y si no ya lo harán oficial, pero se viene Garethito". Lo mismo se podría decir de la cesión o no de Jesé al Málaga, donde hubo quién se atrevió a hablar por boca de Carlo, emulando así a los grandes del periodismo deportivo.
Probablemente la cosa alcanzó su punto álgido con el partido de Granada, cuando unos pocos tuiteros hicieron pública la alineación del Real Madrid. Una alienación que la prensa se había arriesgado dando a Iker Casillas como portero titular y que los tuiteros en cuestión se apresuraron a desmentir en base a sus buenas fuentes. Pues bien, igual de lamentable y de perjudicial para los intereses del grupo nos parece el jugador que filtra a la prensa que el que filtra a un tuitero.
Es obvio, y no estamos denunciando eso, que no tiene la misma repercusión mediática, pero desde el punto de vista de la confianza del entrenador en el grupo sí tiene igual valor.
Pero donde la cosa cobra mayor importancia es desde el punto de vista de la tarea de denuncia de las prácticas periodísticas que desde Twitter se viene haciendo. Pues con sus actitudes y tuits hacen un flaco favor la dicha labor, y ofrecen un gran flanco al periodista que quiera desacreditar la esa gran labor que se inició en Twitter y que tiene el culmen en páginas como Bernabéu Digital o en programas como El Radio de Richard Dees. El periodista que quiera sólo tiene que enlazar un par de tuits y decir que en el fondo se trata de un "quítate tú para ponerme yo".
Como decimos no es el único movimiento del tuitero madridista que se viene produciendo en los últimos tiempos. Hay otro que se podría considerar el "madridismo guay". Esencialmente está compuesto por personas que todo lo que se hace para apoyar al Madrid le parece mal. Son personas que critican movimientos que surgen en apoyo al club pero que no son capaces de mover un dedo por apoyar al club, que critican que Florentino vaya a Punto Pelota pero que a su vez critican la "tibieza" de su mensaje, que, supuestamente, critican a la prensa pero luego corren a escribirles tuits con lo que se está diciendo en Twitter para mantenerles informados. En fin un tipo de madridismo que, desde nuestro punto de vista, tiene un serio problema que finalmente termina traduciéndose en apoyar más a un jugador que al equipo, y que termina por ejercer una crítica destructiva y feroz hacia el entrenador y el proyecto porque su jugador fetiche (sea el que sea) no juega, o si juega pero no rinde lo achaca todo a que sus compañeros le tienen manía. En el fondo madridistas grupies que terminan siendo el caldo de cultivo ideal para que desde la prensa se lancen las campañas para dividir al equipo, que tienen su reflejo en las famosas encuestas sobre "Elige el once con que debe jugar el Madrid" o "¿Quién prefieres Benzema o Morata?"
En fin, dos tipo de tuiteros que si bien no se parecen mucho al bueno de Ignatius, sí comparten con él, y entre ellos, su descomunal necesidad de ser escuchados por el mundo.