Real Madrid 87-75 Baxi Manresa: victoria blanca en modo ahorro
¡Final en el Movistar Arena! Con una dinámica algo irregular, tras haber caído ante Estrella Roja la pasada semana, ganado a San Pablo Burgos y perdido de nuevo en Euroliga ante Maccabi Tel Aviv, el Real Madrid de baloncesto volvió al Palacio para enfrentarse a Baxi Manresa en la previa de una doble jornada europea.
El arranque del encuentro fue tan frío como el ambiente del Palacio, que aún se desperezaba después del Clásico del Bernabéu. Manresa aprovechó esa tibieza inicial para tomar la iniciativa, moviendo bien el balón y castigando cada despiste blanco. El Madrid, todavía con la cabeza a medio conectar, trató de asentarse justo el día en que se confirmó la rescisión de contrato de Bruno Fernando, rumbo a Belgrado para jugar en el Partizán. Pero poco a poco, con un Abalde inspirado y un Tavares imperial en ambos lados de la pista, los de Scariolo comenzaron a carburar, cerrando bien su pintura y recuperando sensaciones para terminar el primer cuarto por delante, justo al tiempo que la afición comenzó a poblar las gradas.
El segundo acto mantuvo la tónica, aunque con un Manresa valiente que no se dejó intimidar. Los catalanes respondieron con carácter, aprovechando los espacios y el juego interior para mantenerse en la pelea. El Madrid, por momentos, se vio incómodo ante la presión visitante, con ataques trabados y demasiadas decisiones individuales. Sin embargo, hacia el final del cuarto, la energía del Palacio y el empuje de los de Scariolo inclinaron de nuevo la balanza, con más empuje que claridad, pero con la sensación de que el motor blanco empezaba, por fin, a entrar en temperatura.
El regreso tras el descanso tuvo un nombre propio: Edy Tavares. El gigante caboverdiano firmó los seis primeros puntos del Real Madrid en apenas cuatro minutos y se marchó del cuarto con 16 en su cuenta particular. Fue el único canal ofensivo claro de un equipo que, por momentos, pareció vivir de su envergadura y su constancia bajo el aro. Pero si el caudal en ataque fue escaso, la defensa blanca volvió a mostrarse firme, con Manresa incapaz de sacar partido de las pocas grietas que encontraba. A su lado, Trey Lyles se gustó, dejó destellos de talento y ayudó a ampliar la renta, tratando también de despertar a un Palacio menos ruidoso de lo habitual, quizás aún adormecido por la resaca del Clásico.
El último cuarto, al que el Madrid entró con una ventaja de 10 puntos, fue poco más que un trámite controlado. Los de Scariolo manejaron el reloj con oficio, bajando pulsaciones y asegurando una victoria sin sobresaltos. Fue un periodo de ensayo y mantenimiento, útil para probar sistemas, repartir minutos y seguir engrasando la maquinaria de un equipo aún en fase de ajuste. La grada, fría y sin el empuje habitual, reflejó un encuentro sin demasiada emoción, de esos que se ganan más por inercia y jerarquía que por intensidad. Un cierre funcional para sumar confianza y dejar atrás un día de emociones futboleras.
El próximo partido del Real Madrid de baloncesto será el próximo viernes 28 de octubre ante Bayern de Múnich, a las 20:00 horas, en Euroliga.