ANÁLISIS BD - El Madrid resucitó al sexto día
El Real Madrid no solo venció en Vigo, sino que convenció. Vencer y convencer. Parecía imposible trasladar esta máxima a la práctica al menos en la primera jornada de LaLiga ojeando los precedentes. Una pretemporada deficiente en la que el Madrid no existió viéndose superado con errores flagrantes en defensa, donde los flashes iban para quienes regentaban la portería con un nulo control del centro del campo y poco gol. El cuadro dirigido por Zinedine Zidane había sido un auténtico desastre en los aspectos más básicos, fundamentales y primarios del balompié durante la precampaña, pero todo ello se disipó con un cóctel redondo que desde hacía mucho tiempo no se le veía preparar al Madrid, y es que en los últimos tiempos el conjunto blanco ha sido más dado a destellos momentáneos y no a regalar al aficionado el exquisito manjar que supone domar un partido de cabo a rabo. Ni los resultados ni el juego habían sido buenos en los sainetes veraniegos, pero Zidane dijo que les veía entrenar bien. A muchos no les cuadraba porque los tres factores se dan la mano, pero en Balaídos se prendió la mecha.
Con un Courtois brillante bajo los palos y con alguna salvedad en defensa como en el caso de Odriozola, el Real Madrid estuvo fino, atinado y elegante, siendo la medular quien supuso la sorpresa más grata. Modric hasta la expulsión, pero sobre todo Kroos y Casemiro gobernaron el partido desde la sala de máquinas. El brasileño se antoja fundamentalísimo en las labores de barrido y limpieza. Su influencia es vital no solo a la hora de destruir el juego rival, sino también para asestar el golpe al oponente cuando roba una pelota, como se demostró en el primer gol. El alemán estuvo en todas partes. Dibujaba combinaciones y paredes con la energía de un niño en el parque, y es que se le vio tan cómodo degustando la situación que fruto de ello se animó como casi nunca con el misil teledirigido que clavó en la escuadra de Rubén para poner el 0-2, y el Madrid se acababa de quedar con diez. Pura inyección de confianza.
Arriba, además de un Vinícius gris, la 'doble B' pasó factura en el área. Benzema demostró que continúa con la tónica brillante del pasado curso y Bale completó el milagro que se escapa a cualquier explicación racional: simplemente resucitó. Individualmente fue quien representó la evolución del colectivo madridista en tan solo seis días, después de que en Roma se utilizara el césped para sembrar aún más dudas. Desde el banquillo, Isco y Lucas ingresaron espoleados. El malagueño lo intentó en los minutos que estuvo y junto a Marcelo y Benzema fabricó la jugada de fantasía que culminó el de Curtis para hacer el tercero. Tapó sus oídos porque el soneto que nació de la acción superaba con creces los decibelios recomendados para no dañar los tímpanos. Fue una tarde de sobresaliente, pues la matrícula de honor quedó empañada con el tanto postrero de Iker Losada. Jugando así, el Madrid aspira a todo. Habrá qué ver si es flor de un día o si realmente las vacas sagradas han visto las orejas al lobo.