Real Madrid 89-77 Olympiacos: estreno heroico en el Palacio

¡Final en el Movistar Arena! Después de la derrota en la final de la Supercopa ante Valencia Basket y frente a la Virtus Bologna en la primera jornada de Euroliga, el Real Madrid de baloncesto llegó al Palacio para disputar el primer partido en casa de la temporada frente a Olympiacos.
El primer cuarto de la temporada en casa no empezó como soñaba el Palacio. Olympiacos salió con un plan claro y Dorsey ejecutó la partitura con mano de seda: 16 puntos en una primera parte de ensueño para él, con 4 de 5 en triples. Y los griegos, con un parcial de inicio de 4-13 y 17 puntos en cinco minutos. El Madrid, aún en construcción tras el cambio de ciclo y con tantas piezas nuevas por encajar, evidenció que el engranaje todavía chirría: defensa blanda, sin comunicación, permitiendo penetraciones fáciles y tiros liberados desde el perímetro. Y los griegos aprovecharon cada duda para abrir una brecha de 10 puntos mientras los de Scariolo abusaban del triple sin acierto y apenas cargaban el rebote.
El guion apenas cambió en la reanudación: cada intento del Madrid de acelerar el paso encontraba la respuesta de un Olympiacos con Evan Fournier al mando en estos minutos para mantener a los suyos firmes. Entonces apareció el eterno recurso, Sergio Llull, que con su energía contagiosa encendió al equipo y al Palacio, devolviendo algo de alma al juego blanco. A su empuje se sumaron chispazos de Hezonja y Deck, junto con una defensa más sólida que pareció dar algo de identidad a un Madrid todavía en busca de sus automatismos. Pero Bartzokas paró el vendaval a tiempo, y en apenas 40 segundos los griegos volvieron a abrir brecha, ayudados también por el arbitraje siempre condescendiente con los de Atenas.
Tras el descanso, el Madrid salió con otra cara, con la energía que se le presupone a un equipo que empieza a forjarse en esta nueva etapa. La defensa, aún por pulir en las próximas semanas, mostró síntomas de mejora, y fue Hezonja quien, a golpe de talento, igualó el marcador y devolvió la esperanza al Palacio. Pero entonces irrumpió el habitual espectáculo arbitral: permisividad con las protestas griegas y faltas inventadas que amenazaron con enfriar el intento de remontada. Sin embargo, esta vez el efecto fue el contrario. El Madrid se encendió, empujado por un público que se metió en el choque como una chispa prende en la pólvora. La sensación era clara: este equipo está en construcción, pero el carácter es el de siempre.
El último cuarto, al que el Madrid entró 5 abajo, trajo consigo la verdadera esencia de este club: la garra del madridismo, el alma, el corazón y ese ADN europeo que tantas veces lo ha hecho eterno. El Madrid empezó con un arreón de orgullo que volteó el marcador. Pero cuando el partido parecía tomar rumbo blanco, apareció el trío arbitral, empeñado en sostener a los griegos con decisiones que rozaban lo surrealista. Los de Scariolo trataron de abstraerse, de mirar solo al balón y a su juego, pero resultaba imposible.
Pero cuando más apretaban los ocho rivales en pista, los griegos y el arbitraje, apareció él. SúperMario se puso la capa, levantó al Palacio y se erigió como el héroe del duelo. Con Hezonja al mando, el Madrid selló su primera victoria europea de la temporada.
El próximo partido del Real Madrid de baloncesto será el próximo domingo 5 de octubre ante el Gran Canaria, a las 12:30 horas, en Liga Endesa.
