Si el Madrid ficha, malo, y sino, también

1 de septiembre de 2016 y el nombre del Real Madrid no aparece vinculado al de ningún gran traspaso sobre la bocina. Parece raro viendo el historial blanco, con hombres como Modric, Ramos, Ronaldo o Bale, fichados en los últimos compases del mercado veraniego. Este año, el club blanco ha apostado por el bloque que ha ganado dos Champions en tres años y solo ha incorporado los fichajes necesarios para formar una plantilla amplia y competitiva. Morata, Asensio y Coentrao son las únicas caras nuevas respecto al 1 de septiembre del año pasado.

Esta decisión del Madrid de no fichar ha visto ampliamente criticada. Resulta extraño esta reacción, pues el club blanco siempre ha sido uno de los equipos que más animaba el mercado, con los consiguientes comentarios despectivos al fichar cuatro o cinco jugadores cada verano, entre los que se incluía algún que otro galáctico. En esos años, las críticas iban dirigidas a Florentino por gastarse el dinero de los socios, por pensar más en vender camisetas que en el proyecto del equipo o por utilizar los fichajes para ganarse contratos de construcción para su empresa.

Cualquier persona en su sano juicio pensaría que si fichar y gastar cada verano era una actitud deplorable, no hacerlo sería elogiado hasta la saciedad. Sin embargo, nada más lejos de la realidad. Uno no puede dejar de asombrarse cuando lee críticas hacia lo que ha decidido hacer el Madrid este verano. Ha apostado por el regreso de Morata, le ha dado confianza a Asensio y ha logrado que James e Isco se queden para tener una plantilla con hasta dos onces tremendamente competitivos. ¿Desde cuándo tener una amplia plantilla que te permita rotar y tener buenas piezas en caso de lesiones es malo? Bueno, la respuesta es simple. Es malo si lo hace el Madrid. Cuando no tenía recambios a los titulares, se hablaba de una mala planificación. Ahora que los tiene, de sobrepoblación. Me rindo. No hay quién lo entienda.

autor

David Marcos

Conmigo quién quiera, contra mí quién pueda". Un día me hice seguidor del Real Madrid y desde entonces he disfrutado de pasillos, carreras eternas hasta el banquillo para celebrar un gol o voleas gloriosas. Sin embargo, siempre queda en el tintero todo aquello que el tiempo no te ha dejado disfrutar. Por los que se fueron, que no volverán, pero jamás se marcharán.

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