Tropezar, tropezar y volver a tropezar
Si el Madrid ganara en el Camp Nou, el Barça tendría que pinchar en dos partidos. Visto así no parece tan utópico. La realidad, sin embargo, es que el Madrid nunca se rinde pero tampoco es tan inocente como para seguir persiguiendo la zanahoria del burro siete años seguidos. No es alentador saber que la autocrítica de parte de la afición brilla por su ausencia en la cúpula del club blanco. Instalados en la crítica al jugador o entrenador de turno, así como en el fichaje estrella de cada año como desfogue balsámico no hace mas que perpetuar la deshonrosa situación del equipo en cuanto a la conquista del campeonato liguero, el título que premia la regularidad y la fortaleza de la palabra equipo.
Aquí es donde reside la razón por la cual no cantamos el alirón desde la temporada 2011-2012. El Madrid carece de idea de equipo. La filosofía del club se ha establecido en un mecanismo individual, de nombres. ¿En qué se asemejan las ideas futbolísticas de Queiroz, Camacho, García Remón, Luxemburgo, López Caro, Capello, Schuster, Juande, Pellegrini, Mourinho, Ancelotti, Benítez y Zidane? Aun no sabemos cuál es el estilo del Madrid. Desconocemos si el Madrid de los últimos años apuesta por el fútbol de toque, por la posesión, por el contraataque, si jugamos por bandas, si somos bajitos, altos, si somos talentosos o rudos. Fichamos entrenadores con idiosincrasias antónimas, y fiamos toda nuestra ilusión a la capacidad de un entrenador y unas estrellas recién fichadas que desconocen la idea que subordina todo lo demás.
Desde Capello (año 2006) hasta Zidane (año 2016) se han logrado tres Ligas. En ese periodo de tiempo ocho entrenadores han pasado por el banquillo blanco, sin definición de estilo ni lógica en mucha de las decisiones. Cuando un entrenador parecía dar con la tecla, la ausencia de títulos guillotinaba su proyecto, dando lugar a otro de opuestas sensaciones como fruto de la prisa y la desesperación. Mourinho y Ancelotti como ejemplos cercanos del paradigma. Entre tanto, el Barcelona ha fundado un estilo que permanece independientemente de la cantidad de títulos por año, y el Atlético de Madrid ha optado por acogerse a los valores que lo definen con Simeone a la cabeza. Así las cosas, la prioridad del Madrid ha de ser confiar en un proyecto deportivo minuciosamente definido que sobreviva a los resultados y que se libere de complejos y exigencias externas. No importa que Zidane no gane nada en esta temporada si se cree fielmente que representa el modelo de club que se pretende construir. La vieja idea del nombre del equipo y no del nombre de los jugadores del equipo.