Cristiano sin Spassky

08.12.2014 13:00 de  Francisco José Reina   ver lecturas
Cristiano sin Spassky
© foto de Francisco José Reina

El saque de honor de Magnus Carlsen sirvió como antesala a una nueva exhibición de un incalificable Cristiano Ronaldo. "Hay que inventar nuevas palabras para definirle", decía Sergio Ramos - que cumplió su partido 300 en Liga con el Madrid – en referencia al portugués. 

En una entrevista, el campeón mundial de ajedrez Magnus Carlsen, reconoció que con su asombroso cociente intelectual [un punto menos que el de Albert Einstein que, según la revista Time, le hace 40.000 veces más inteligente que un humano normal] sentía que el común de los mortales eran sencillamente idiotas a su lado. La misma sensación transmite Cristiano jugando al fútbol. No importa la competición ni el rival, Ronaldo juega como un padre entre niños pateando el balón un domingo por la mañana. Suma 200 goles con el Madrid y lleva 23 tantos en tan sólo 13 jornadas; la temporada pasada necesitó 31 anotaciones para llevarse la Bota de Oro. Es tal el registro, que sólo la BBC lleva más goles que el F.C Barcelona en su conjunto. 

Pero Magnus compite con monstruos como Viswanathan Anand o Krámnik, comparables a los duelos Bobby Fischer contra Spassky o Kárpov-Kaspárov. Cristiano no tiene rival, por mucho que sigan considerando a los Spassky del fútbol en los premios individuales más prestigiosos aun sin hacer méritos para ello. Y no tiene no por falta de buenos jugadores a nivel mundial, sino porque el madridista y sus registros no dejan lugar a émulos. El único rival de Ronaldo es él mismo. Pugna contra sí. De seguir a este vertiginoso ritmo, los números y el jugador pasarán a la historia sin antagonista ni contrincante, algo extraordinariamente singular en la historia de los grandes.

Francisco José Reina
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Francisco José Reina
Conato de maestro. Un pasional y crítico madridista extremeño articulista y colaborador en EM7. Eterno viajero de sueños e ilusiones desde la vieja Augusta Emérita. El indomable y salvaje anarcomadridismo trombólico que surge en el último suspiro de un segundo. Eso debe de ser el Madrid.