El Palacio no se toca
El Real Madrid recibe al Olympiacos en el segundo partido de la serie de cuartos de final de la Euroliga. Los de Laso se impusieron en el primer partido por 88-71 y buscarán sumar un segundo triunfo que les permita viajar a Grecia con una ventaja importante. Por su parte, los griegos tratarán de sumar una victoria y evitar así llegar al país heleno con la soga al cuello.
Confirmar las buenas sensaciones
Aunque el propio Pablo Laso se ha encargado de hacer entender a sus chicos que hay que olvidar ya el primer partido, lo cierto es que el estreno de los cuartos de final no pudo ser mejor para el conjunto madridista. Con un inicio tremendamente intenso y duro, en especial en defensa, los blancos dejaban a todo un Olympiacos en solo 12 puntos al término del primer cuarto.
Esa intensidad será vital en este segundo choque. Llull, Darden, Slaughter o Dani Díez serán los encargados de hacer el trabajo sucio, ese que no es tan visible pero que permite que Rudy, Mirotic o Sergio Rodríguez puedan deslumbrar en el apartado ofensivo. Además, el buen hacer de Mejri favorece aún más la rotación del juego interior madridista. Con Felipe y el tunecino en plenas condiciones, el propio Mirotic podría disputar algunos minutos en el puesto de alero si fuese necesario, tal y como ya ha sucedido en varios encuentros durante la temporada.
El cansancio, la principal amenaza
Ha sido el principal culpable de las derrotas del Real Madrid en lo que va de temporoda, o al menos a eso achaca el equipo esos traspiés. Contra los griegos en el primer choque no hubo ni rastro de el ahora bien, los blancos vuelven a jugar en menos de 48 horas y eso siempre es un factor importante.
En el primer choque las rotaciones dieron sus frutos al igual que la aportación de los principales jugadores. En esta fase la clave es mantener el ritmo el mayor tiempo posible, tanto en el propio partido como en la serie. La posible presencia en la Final Four ha de ser suficiente aliciente para dejar el cansancio de lado.
Irse con un 2-0 a El Pireo puede suponer que los blancos pongan un pie en Milan, pudiendo cerrar la serie en territorio hostil, en una cancha siempre gustosa de noches épicas.